Un cambio de modelo mental consiste en pensar que la ansiedad puede transformarse en «combustible» para desempeñarse mejor bajo presión.
Durante décadas se consideró al estrés como un enemigo peligroso que no solo afectaba el desempeño de las personas y equipos de trabajo, sino la salud misma.
Los profesionales de la salud ocupacional se encargaron de diseñar programas dirigidos a minimizar sus efectos: técnicas de relajación, meditación, atención plena o «mindfulness» y práctica de yoga en los lugares de trabajo.
Las investigaciones más recientes muestran que la manera más efectiva de gestionar el estrés es aceptarlo en lugar de minimizarlo. El estrés, bien utilizado y encauzado puede resultar un recurso transformador.
La psicóloga norteamericana Kelly McGonigal, se basa en evidencia científica para señalar cómo es posible «florecer» bajo presión. Afirma que el estrés es una consecuencia inevitable de fijarse objetivos e intentar conquistar metas, y que el problema aparece cuando se vuelve crónico y la persona no logra volver a la calma.
Cuando nuestros antepasados se enfrentaban a un peligro en su entorno,reaccionaban luchando o huyendo. Hoy las maneras más habituales de reaccionar ante una situación amenazante, ya sea física o mentalmente, siguen siendo las mismas, aunque hayan cambiado las situaciones.
Una presentación ante un directorio, el cierre de una auditoría, tener una sesión de evaluación de desempeño, constituyen fuentes de estrés psico-social equiparables a los peligros físicos que afrontaban los homo sapiens de hace 80.000 años. La novedad es considerar como forma alternativa de enfrentar la situaciónel crecer frente al reto.
Por ello se están estudiando las ventajas del estrés positivo y la manera de usarlo para obtener más productividad en el ámbito laboral.
McGonigal lleva los resultados de investigaciones de los terrenos de la psicología, neurociencias y medicina a estrategias prácticas de salud, bienestar y éxito personal.
Ella sugiere aceptar el estrés, lo que implica reconocer las reacciones que produce en el cuerpo, darle la bienvenida a esas sensaciones, especialmente si están asociadas a algo que nos interesa, y gastar la energía que genera el estrés, en enfrentar la situación que nos desafía en lugar de en tratar de calmarlo.
Así es como de ser un mal necesario propio de los tiempos VICA (Acrónimo que se refiere a volátil, incierto, complejo y ambiguo, como las cuatro características de los tiempos que corren), acelerados y competitivos que vivimos, el estrés pasó a considerarse un recurso saludable consistente en abrazar los desafíos con una mentalidad positiva.
McGonigal pregona que es más eficaz centrarse en la búsqueda de significado del estrés que en intentar evitar la incomodidad. Esto representa un cambio de modelo mental consistente en pensar que la ansiedad puede transformarse en «combustible» para desempeñarse mejor bajo presión.
Asumir el estrés en momentos difíciles puede inclusive estimular la confianza y mejorar el desempeño, transformando el sufrimiento en un proceso que aporta al individuo significado, crecimiento y conexión.
El cambio de los modelos mentales se relaciona con los conceptos de neuro-plasticidad, inteligencia emocional y resiliencia, asumiendo que podemos establecer nuevas redes neuronales de significado a través del aprendizaje y la ejercitación de conductas, y que los obstáculos y desafíos que enfrentamos en nuestras tareas pueden fortalecernos y enriquecernos.
Al resignificar el estrés laboral contribuimos a expandir las competencias emocionales de las personas en el trabajo, y en su vida en general.
Síndromes de estrés en el trabajo: fatiga informativa, «bore out» y «burnout«
En una época en que no solo la gente de Recursos Humanos, sino los líderes de todas las áreas de las empresas están preocupados por la retención de sus colaboradores, aparecen distintos síndromes que se presentan en las antípodas del engagement y que se relacionan con el estrés: el tecnoestrés, el «bore-out» y el «burnout».
El tecnoestrés o estrés causado por las nuevas tecnologías, es un síndrome con dos caras: por una parte, aparece en personas que deben trabajar largas jornadas con computadoras, creándoles un alto grado de dependencia; y hábitos repetitivos sin sentido (consultar muchas veces su correoelectrónico, navegar por internet sin saber qué está buscando y siempre pendiente del celular).
También puede presentarse cuando los empleados deben aprender a usar distintos recursos digitales, por lo que suelen experimentar ansiedad, inseguridad y sensación de incompetencia.
Esto puede desencadenar, sobre todo en personas de más edad, aversión hacia las nuevas herramientas, e incluso cambio de puesto o deserción en el trabajo.
Un nuevo síndrome laboral denominado «bore-out», en inglés «aburrido hasta el cansancio» se produce cuando existe la combinación peligrosa de tres elementos: aburrimiento del trabajo, escasa exigencia por parte de los jefes y desinterés debido a la falta de tareas.
Como consecuencia, la persona se siente insatisfecha, pierde todo interés y aunque resulte paradójico, intenta evitar que le asignen nuevas cosas que hacer.
Desarrolla una serie de estrategias que van desde fingir que tiene mucho trabajo, pasando por alargar más de lo necesario la culminación de las tareas, hasta terminarlas lo antes posible (sin decirlo) para poder dedicarse a sus actividades personales.
A diferencia del colaborador comprometido, que está energizado, involucrado y con alto desempeño, eltrabajador que padece de «burn-out» está agotado y abrumado; emocional, física y cognitivamente gastado, con dificultad deconcentración, enojado o irritable y con frecuencia cae en actitudes que bordean el cinismo.
El descanso y la recuperación no son la misma cosa. Parar no significa recuperarse. Para construir resiliencia en el trabajo se requieren períodos adecuados de recuperación interna y externa.
Descansos breves, programados o no, redirigir la atención o pasar a otra tarea cuando los recursos mentales o físicos requeridos para la tarea inicial están agotados, y acciones fuera del trabajo, en el tiempo libre durante la semana, los fines de semana y los feriados y vacaciones. Nuestros cerebros necesitan tanto descanso como nuestros cuerpos.
Es necesario parar estratégicamente, creando periodos de recuperación interna y externa para lograr mayor bienestar y más productividad.
El estrés positivo como GPS en la gestión
Si consideramos al estrés como una reacción emocional y corporal normalque funciona como un GPS de las cuestiones que más nos desafían en lo laboral, podemos aprender a leer las situaciones estresantes como oportunidades de crecimiento profesional para las que necesitamos prepararnos.
Esto puede implicar una mayor dedicación de tiempo para preparar un informe, tomar un curso sobre una herramienta que no dominamos, recibir un coaching individual para mejorar las presentaciones orales o uno grupal sobre conflicto productivo.
Situaciones de estrés señaladas por los líderes incluyen temas tales como la delegación de tareas importantes, la comunicación de información adversa, también llamadas conversaciones difíciles, y el tener que tomar decisiones que implican riesgos.
Para cada una de estas situaciones, el estrés puede ser un enemigo o un aliado, dependiendo de la manera en que las asumamos. Si el estrés nos lleva a un pensamiento binario en el que reaccionamos en lugar de accionar, y nuestras opciones de respuestas son limitadas, el estrés reducirá nuestras posibilidades de éxito.
En cambio, si aprendemos a reconocer los síntomas físicos y emocionales del estrés, los aceptamos como ingrediente del mapa de superación personal e identificamos qué recursos nos faltan para asumir con éxito ese desafío, seguramente podremos crecer frente al reto.