Mantenernos alejados de nuestras actividades y rutinas puede resultar difícil, pero también, representar un desafío: ¿cómo colaborar para que el virus no se propague y, al mismo tiempo, sostener el bienestar físico y emocional?
- Aceptemos la realidad. No salir a la calle salvo por estricta necesidad es la recomendación más segura y eficaz para evitar la propagación del virus. La idea de quedarse en casa debe ser constante en el pensamiento y en las conversaciones con quienes se convive.
- Planifiquemos las compras. Preparar una lista de las cosas de primera necesidad ayuda a que tengamos que salir menos veces a la calle.
- Reinventemos nuestra rutina. Organizar por escrito las cosas que podemos hacer, cuándo y cómo ayuda a planificar el día, encontrando oportunidades para disfrutar de instantes que el ritmo habitual no nos permite.
- Informémonos de manera adecuada. Buscar medios de comunicación y fuentes confiables, evita la sobreinformación y el consecuente aumento de la ansiedad o agotamiento mental.
- Mantengamos el contacto con amigos, familiares y compañeros de trabajo. Comunicarnos de manera frecuente con nuestros afectos ayuda a mantenernos conectados, aportando y recibiendo tranquilidad y, a su vez, a compartir las vivencias de ambas partes.
- Hagamos ejercicio físico en casa. Hoy en día contamos con muchas aplicaciones o tutoriales en internet, adaptados a las diferentes edades y condiciones físicas. Además del beneficio de mantenerse en forma, el ejercicio físico ayuda a liberar tensión emocional o estrés.
- Preservemos el autocuidado. Por ejemplo, son buenas prácticas recibir luz natural al menos 20 minutos al día, mantener una dieta saludable y dormir la cantidad de horas que cada uno necesite para mantener una buena salud y funcionamiento mental.
- Meditemos y practiquemos yoga. La meditación contribuye al bienestar físico, mental y emocional. Toda persona puede meditar, tenga o no experiencia previa, cerrando los ojos por 5 o 10 minutos y simplemente relajándose y observando. El yoga favorece el fortalecimiento de los músculos, así como la integración del cuerpo, la mente y la vida espiritual.