Agotamiento, insatisfacción, irritabilidad, agobio, apatía, baja autoestima e improductividad laboral son síntomas del síndrome de Burnout o del trabajador “quemado”, que provoca afecciones físicas y psicológicas en los empleados.
De acuerdo a especialistas de salud, más del 20 ciento de los empleados padecen este síndrome que se detona en personas sometidas a estrés laboral.
Brenda Ibarra, coordinadora del programa de Salud de la Jurisdicción Sanitaria II, señaló que las personas con este síndrome desarrollan un cuadro de apatía hacia el trabajo, depresión e irritabilidad sin tener un problema psiquiátrico o una enfermedad.
“Los trabajadores presentan estados constantes de ansiedad, de depresión, de irritabilidad, y es como un juego emocional en donde la persona presenta un rechazo hacia su trabajo y un abatimiento en su vida personal”, expresó. Dijo que se presenta en los trabajos en que se exige alto rendimiento o que se realiza una actividad mecánica o repetitiva.
“Hay que estar muy atentos de que no se desarrolle este fenómeno, y uno de los primeros síntomas es el cambio de personalidad o en el estado de ánimo, entonces, lo primero es acudir con un especialista en la salud”, expresó.
Por su parte, especialistas del IMSS explicaron que este síndrome se presenta por etapas: en la primera, hay desmotivación y tensión, mientras que en la segunda, se presenta bajo rendimiento, ausentismo en el trabajo, ansiedad, dolor de cabeza, tensión muscular y dermatitis.
En tanto que en la tercera, se puede desencadenar depresión, dolores musculares, gastritis, colitis, hipertensión arterial y diabetes.
Refirieron a un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que considera este padecimiento como una de las principales causas de ausentismo e incapacidad laboral y cataloga las profesiones de piloto aviador, industria de la construcción, periodista, dentista, médico, profesor, puestos directivos, obrero, minero, policía y contador, como las más estresantes.
Expresaron que para contrarrestar este mal es necesario realizar actividades de recreación y ejercicio para disminuir la presión, como clases de baile, cocina y yoga.
Señalaron que el estrés es una respuesta orgánica, en la que el cuerpo tiene cambios fisiológicos; libera adrenalina, produce mayor volumen sanguíneo, incrementa la glucosa, modifica la presión arterial, acelera el ritmo cardiaco, retrae los músculos, libera ácidos gástricos y si persiste de manera crónica en el organismo, deriva en enfermedades como hipertensión y diabetes.
Reiteraron que los primeros síntomas que deben alertar al paciente son: cansancio, dolor de cabeza, insomnio, temblor, sudoración, mal humor, dificultad para relacionarse y angustia al presentarse en el trabajo.
“Los trabajos con una fuerte carga de estrés se caracterizan por demanda excesiva, insatisfacción de necesidades, horarios extensos, sobrecarga laboral, riesgo físico, trabajo a destajo, continua amenaza de perder el trabajo, y si el trabajador no aprende a dominar el factor estresante, compromete seriamente su salud”, expresó uno de los especialistas.
Explicó que se denomina “síndrome del trabajador quemado”, debido a la fatiga a la que está sometido por el ambiente intenso, al grado de “consumirlo” emocionalmente por vivir en zozobra, además de convertirse en un círculo vicioso, ya que al desempeñar incorrectamente su labor acumula más problemas y preocupación.
Agregó que frecuentemente se asocia al síndrome de Burnout con el del “edificio enfermo”, en el que las condiciones inadecuadas pueden ser contraproducentes para la salud; por ejemplo, una oficina pequeña o encerrada, con poca ventilación, iluminación tenue, sucia y sobrepoblada.
Recomendó acudir a su médico y comentarle si en su trabajo tiene una situación de difícil manejo, reflexionar qué incomodidades le ocasiona y hasta dónde puede cambiar la situación a fin de evitar que las afecciones continúen creciendo, solicitar ayuda profesional para buscar alternativas en terapia y desarrollar habilidades para manejar el estrés con inteligencia emocional.