La falta de concentración y la disminución de la calidad del trabajo son consecuencias de la tensión laboral, pero también puede afectar el buen funcionamiento del organismo.
A menudo habrá escuchado que en la actualidad el mundo va cada vez más rápido y que la mayoría de tareas en el ámbito laboral deben realizarse lo antes posible, demostrando así la capacidad y efectividad que tienen los colaboradores al momento de trabajar bajo presión.
Pero ¿cuál es la cuota que el individuo debe pagar en aras de ser lo más funcional posible para los jefes y la empresa?
Al no existir un equilibrio entre las exigencias laborales y los recursos disponibles para realizar sus obligaciones, aparece el denominado estrés laboral que además de afectar de forma emocional también pueden causar estragos físicos.
Dentro de un cuadro de estrés laboral crónico la persona se encuentra expuesta a que su sistema de defensa ya no funcione en óptimas condiciones, disminuye la capacidad de los glóbulos blancos, encargados de destruir cualquier bacteria, virus u hongo, según el medico internista Manuel Villalobos.
El trabajo de estos disminuye a la hora de defender el cuerpo para evitar infecciones u otros padecimientos.
El funcionamiento de los glóbulos cada vez es más lento o perezoso hasta que terminan por ser ineficaces, potenciando que una simple gripe puede acabar en neumonía, por ejemplo.
Otro de los estragos puede evidenciarse en la piel, con el aparecimiento de patologías como Alopecia Areata, un mal que imposibilita el crecimiento del vello facial o en el cuero cabelludo y que puede extenderse por todo el cuerpo. También puede darse la pérdida del cabello en grandes cantidades, esto es más evidente en las mujeres.
Otro de los riesgos físicos es el desarrollo de enfermedades para las que ya existe un precedente inmunológico, como la psoriasis, patología que afecta los puntos de flexión del cuerpo como codos, rodilla, dedos de las manos y los pies, presentando descamaciones hasta que la lesión se hace muy grande y dolorosa, otra que suele aparecer debido al estrés es el vitiligo, pérdida de pigmentación de la piel.
Las enfermedades más tratadas
Entre los más comunes se encuentran los problemas gastrointestinales, como la gastritis y colitis, “más del 90 % de las personas con estrés presentan este tipo de padecimiento a causa de una situación laboral extrema”, comenta el especialista.
La misma gastritis y los ácidos que afectan el estómago pueden subir por el tracto digestivo, hasta afectar el esófago, denominado como esofagitis, causando úlceras y sangrados que pueden terminar en la muerte en el peor de los casos.
En el intestino, la inflamación del tubo digestivo y el colon originan parches en la mucosa que se inflaman provocando distensión, con periodos de estreñimiento y diarrea intercalados, alterando el patrón defecatorio.
Un cuadro prolongado de estreñimiento en una persona con precedente de cáncer, fácilmente puede originar cáncer de colon.
Las enfermedades cardíacas también son una consecuencia “los infartos cerebrales o del corazón causados por estrés han aumentado del 7 al 13 % y cada vez son más comunes en personas jóvenes,“ explica el médico.
Todo es causa y efecto, por ejemplo, la taquicardia es una respuesta fisiológica, si una persona se encuentra bajo niveles de presión laboral aunado a un jefe bastante exigente, le provoca emociones y respuestas físicas que terminan por afectar el funcionamiento del corazón.
Se libera adrenalina y la frecuencia cardíaca aumenta y si la situación se mantiene así por más de seis meses, pueden aparecer padecimientos cardíacos.
Además se han vuelto comunes las consultas de personas en edad productiva con síntomas poco específico como gripe recurrente, fatiga, problemas de sueño entre otros, que también obedecen al estrés laboral.
Para evitar este tipo de cuadros crónicos tanto jefes como empresa deberían trabajar con sus subordinados en posiciones de líderes y desarrollar en ellos habilidades que les permitan lograr una estabilidad emocional y comunicación efectiva que les permita influir en los demás de forma positiva, asegura la licenciada Cecilia de González de la empresa consultora Metas y Visión.