Además de las consecuencias que puede tener sobre la salud el desarrollo de una hipotermia, existen enfermedades que aparecen con más frecuencia o virulencia en esta época del año, debido al descenso de las temperaturas.
– Enfermedades pulmonares. Según el Dr. Javier Lavilla, este tipo de dolencias se agrava con facilidad. Las personas que padecen bronquitis crónicas o asma, en esta época de frío y humedad sufren crisis incluso resistentes al tratamiento habitual, precisando un aumento del mismo, principalmente de los broncodilatadores.
La presencia de una contaminación ambiental importante (calefacciones) o el consumo de tabaco aumenta las posibilidades de sufrir alguna complicación. La tos aparece o aumenta (inicialmente seca), junto con una expectoración posterior (amarillenta o de aspecto sucio) y una mayor sensación de fatiga”.
Cuando esto sucede, estas personas deben acudir a un servicio médico, sobre todo cuando notan más dificultad para respirar, un aumento de los ruidos pulmonares, sobre todo sibilancias o “pitidos” y cuando aparece la fiebre.
– Problemas cardiovasculares. Pueden también sufrir un empeoramiento con el frío. Cuando se padece una enfermedad coronaria, afirma el Dr. Javier Lavilla, el frío desencadena la aparición de síntomas como un mayor cansancio o peor tolerancia al esfuerzo así como manifestaciones relacionadas con la enfermedad en forma de molestias en el pecho.
Las personas que, además de tener problemas cardiovasculares e hipertensión arterial, tienen enfermedades metabólicas como la diabetes o hiperlipidemia con una afectación importante de los vasos (arteriosclerosis), cuando bajan las temperaturas presentan con mayor frecuencia problemas de circulación sobre todo en las extremidades.
El frío disminuye el flujo de sangre, siendo un hecho que, junto a la pérdida de sensibilidad, favorece en estas personas la aparición de lesiones relacionadas con esa mala circulación. El dolor relacionado con la falta de riego a veces crónica, aumenta y si se produce cualquier pequeño golpe aparecen con facilidad úlceras que suele tener una curación complicada.
– Enfermedades otorrinolaringológicas. Son frecuentes también en esta época del año, sobre todo en aquellas personas que sufren de faringitis, laringitis o sinusitis crónica. Cuando se respira con dificultad por la nariz como sucede si se padece una desviación del tabique nasal, la mucosa de la faringe se irrita de forma crónica. Esa irritación aumenta con el frío agravando la sintomatología relacionada con este problema, aparece el dolor y molestias en la garganta.
La laringitis asociada también con una exposición al aire frío cursa con molestias en la garganta, pérdida de voz e incluso tos. Estas personas, explica el especialista de la Clínica Universitaria, advierten que son especialmente proclives a padecer problemas de garganta, agravados por el consumo de tabaco.
Las personas con sinusitis crónica, muchas de ellas también con problemas de tabique nasal, pueden tener episodios de sinusitis aguda con dolor de cabeza y un aumento importante de la mucosidad nasal que suele tener un aspecto feo y verdoso y que no responden al tratamiento sintomático habitual.
– Enfermedades de la piel. Empeoran también con el frío, el viento y la humedad. Esos agentes climáticos, además de disminuir el flujo sanguíneo en la piel, favorecen la sequedad (deshidratación) y disminuyen su elasticidad. Aparecen con frecuencia erosiones, no sólo en la piel sino también en mucosas, como sucede en los labios. La psoriasis suele también empeorar en esta época del año, apareciendo de nuevo lesiones en la piel de manos, codos o rodillas.
Los sabañones son unas lesiones inicialmente pequeñas que aparecen en las zonas más expuestas, que crecen progresivamente adquiriendo un aspecto violáceo, pudiendo evolucionar a una úlcera o sangrar con facilidad (roce). Proteger la piel manteniendo su hidratación, evitar sustancias que disminuyan la circulación de la sangre por la piel (nicotina) y seguir una dieta rica en alimentos frescos (vitaminas A y E) ayuda a prevenir este problema, aconseja el Dr. Javier Lavilla.
– Alergias. Aparecen también en esta época del año, pudiéndose ver personas que presentan incluso alergia al frío.
– Enfermedades de las articulaciones. Algunas patologías, como la artrosis, se agravan cuando bajan las temperaturas. Es habitual que las personas de cierta edad o que sufren habitualmente problemas relacionados con los huesos, tengan más dolor. Son frecuentes las molestias de espalda y sobre todo en las articulaciones de los dedos, hombros o rodillas.
– Enfermedades infecciosas. Durante esta época del año aumentan los procesos infecciosos víricos (influenza, rinovirus, etc..) y bacterianos (Estreptococo, etc…). Son frecuentes los catarros o resfriados, junto a las faringitis y faringoamigdalitis y las gripes. El frío favorece la aparición de estas infecciones y su propagación en parte debido a que lesiona las mucosas haciéndolas menos resistentes al ataque de estos microorganismos.