El mes pasado, en un día que fue sofocante incluso para los estándares de Phoenix, Filiberto Lares sabía que no estaba bien. Como abastecedor de aviones, dijo que había pasado horas moviéndose entre el asfalto escaldado y un camión sin aire acondicionado. Lares, de 51 años, se deshidrató y desarrolló una fiebre que lo mantendría sin trabajar durante cuatro días, sin paga. No era la primera vez que pasaba esto.

“Honestamente, nunca imaginé que viviría una situación como ésta en los Estados Unidos, especialmente en una industria tan valorada como la de las aerolíneas”, dijo en español.
Es una escena que ocurre en las pistas de los aeropuertos, en los campos agrícolas y en obras de construcción en todo el país: trabajadores se enferman después de trabajar en condiciones de calor o humedad durante largas horas sin suficiente agua y descanso.
Durante la última década, más de 350 trabajadores en todo el país han muerto a causa de enfermedades relacionadas con el calor, según datos compilados por la Oficina de Estadísticas Laborales de los Estados Unidos. Decenas de miles han sufrido afecciones vinculadas al calor lo suficientemente graves como para faltar al menos un día al trabajo.
Durante años, líderes laborales han pedido al gobierno federal que cree regulaciones nacionales que establezcan los pasos que los empleadores deben tomar para mantener a los trabajadores seguros cuando hace calor. El miércoles 10 de julio, los representantes nacionales Judy Chu (demócrata de California) y Raúl Grijalva (demócrata de Arizona) presentaron una legislación que, por primera vez, requeriría que la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional creara normas para el lugar de trabajo relacionadas con el calor.
