Charlas de Seguridad 10 de junio del 2013 Accidentes Laborales No hay comentarios
Muchas son las razones que llevan hoy en día a sufrir o “creer sufrir” de estrés laboral en determinados ámbitos ocupacionales. Variadas son las causas que provocan esta patología muy difundida en los últimos tiempos, avaladas por leyes que protegen de alguna manera al trabajador en relación de dependencia, pero que por otra parte, amerita una evaluación profunda teniendo en cuenta el uso y abuso de esta denominación.
Como corresponde en estos casos, la opinión de un profesional calificado en el tema, resulta de inminente importancia cuando se trata de separar las aguas. ¿Qué es y qué no es “estrés laboral”? ¿Cuáles son las verdaderas características que denotan el perfil de una persona que sufre de esta “patología”? ¿Qué ocurre cuando las condiciones propias del ser, reflejan la elección de la profesión equivocada, causante del estrés laboral?. Elena Cecilia Lemos, licenciada en Psicología, con amplia experiencia en la profesión, accedió a dialogar con Crónica para describir algunos aspectos esenciales a la hora de discernir si estamos o no frente a una persona que sufre “estrés laboral”.
El estrés propiamente dicho es como una descarga de adrenalina que nos prepara para defendernos de determinada situación, lo que es bueno, adecuado y funcional para una situación crítica que empieza y termina, pero cuando se extiende en el tiempo es como un estado de alerta permanente.
“Cuando surge la palabra estrés como parte patológica que afectan la salud mental de las personas, se diferenciaron tres factores: el estrés producto de estímulos externos, como puede ser un accidente grave; el estrés que tiene que ver estrictamente con el individuo, lo que responde a la pregunta ¿Qué capacidades tengo para resolver una situación crítica en un momento determinado de mi vida? Y en tercer lugar, la interrelación entre el estrés externo y el interno. En función de la demanda los recursos con los que cuento para adaptarme a esas demandas con la agilidad necesaria mediante una resolución de conflicto que no involucre mi salud mental, bienestar emocional e incluida la salud física”, comentó la licenciada Lemos en el comienzo de la charla y continuó “hay que tener en cuenta que vamos a tener continuamente situaciones estresoras que cuando se cronifica en el tiempo trae aparejado problemas emocionales más importantes que terminan en muchos casos produciendo enfermedades psicosomáticas desde hipertensión, problemas cardiovasculares, trastornos de sueño, de alimentación y otros.
Desde la Ley votada en 1995, tendiente a la seguridad en el trabajo, es como que empezó a estar de moda el estrés laboral -expresó- señalando que se tiene en cuenta por las importantes pérdidas económicas a nivel empresarial, comercial y laboral de todos los países.
Al describir las características de quién sufre estrés laboral, mencionó que la “dificultad para concentrarse, baja del rendimiento en tareas que anteriormente desempeñaba normalmente, problemas con la autoridad, cambios de estado de ánimos muy importantes, desde estados depresivos hasta de irritabilidad con crisis de descontrol e intolerancia”.
Refiriéndose al tema, afirmó que hay que advertir que “en ningún caso la persona que sufre estrés laboral se presenta como alquien alegre, ni muchos menos con signos de “reír a carcajadas”, todo lo contrario, sino que se despersonalizan y pierde la capacidad emocional pudiendo llegar a causar en algunos casos tratos negligentes con su trabajo -dijo-, es como que pierden interés en lo que están haciendo”. Las causas tienen que ver con la rutina, las causas de reconocimiento, la proporción entre demanda y reconocimiento junto a la valoración esta terriblemente desproporcionada, una demanda y una exigencia muy alta en relación a un reconocimiento incluso con las mismas personas con las que trabaja.
Para diferenciar a quienes sufren este mal, de aquellas que utilizan el término como excusa para vehiculizar diferentes intereses personales expresó que “la persona que sufre verdaderamente estrés laboral se muestra una persona callada, tiende al aislamiento, al mal humor, irritabilidad, lo que conlleva a que ese aislamiento se profundice -dijo-, reconociendo que estas personas no buscan finalizada su cumplimiento de hora laboral, salir a encontrarse con amigos para divertirse, ni embarcarse en talleres de baile, por ejemplo, porque la misma situación de estrés laboral los moviliza a perder el interés por estos atractivos, ya que el estrés laboral no se da en determinadas horas en que se cumple con la carga horaria del trabajo -señaló-, sino que se extiende al resto del día, los días, y el tiempo en que se sufre de esta patología”.
La licenciada Lemos, se refirió al perfil de la persona que sufre de estrés laboral y mencionó que “el estrés laboral denota un rostro de enojo permanente, que en muchos casos, como viene con denotaciones depresivas es la falta de gratificación, el disconformismo permanente, por ende estas personas no atraen gran cantidad de relaciones sociales, dentro de su ámbito laboral o con las personas destinatarias de su trabajo. Esa perturbación emocional lo afecta en su vida personal y laboral porque se encierra en sí mismo, tiende a deprimirse. Muchas veces esto viene aparejado con trastornos del sueño. La persona con patología de estrés laboral pierde la capacidad de disfrutar aun de aquellas cosas que habitualmente disfrutaba, como hobbies, salidas sociales, e inclusive relaciones sexuales” describió la profesional.
Entre otras cosas, la licenciada Lemos comentó que “hay que tener en cuenta que esta patología no solo conlleva problemas en el ámbito laboral sino que se traslada a su vida afectiva, familiar, se convierte en una persona irritable, deprimida, se percibe un estado de falta de euforia como si nada tuviera sentido ya que deja de existir para esa persona la motivación y los intereses a manera de vacío existencial que se traslada a todas las áreas” señaló, desterrando de esta manera que quien sufra de estrés laboral se perfile como una persona con deseos de realizar actividades fuera del ámbito laboral, ya sea participar de talleres artísticos, proseguir o comenzar estudios que antes lo motivaban, participar de reuniones sociales, buscar diversión a través de salidas, encontrarse con amigos en espacios sociales, por ejemplo.
Otra de las características de quien sufre estrés laboral tiene que ver con los trastornos de tipo psicosomáticos, según mencionó “gastritis, hipertensión, problemas cardiovasculares, en caso de excesos de ansiedad -dijo- que es muy frecuente, lleva a problemas con el alcohol o las drogas, y toda clase de excesos negativos”.
Lejos de acudir a clases de baile para disipar el estrés, “quien acude a un profesional por problemas de estrés una de las herramientas que generalmente se les sugiere, en lugar de la actividad es la relajación, porque el estrés es un estado de ansiedad importante” dijo, lo que lleva a pensar que estas personas necesitan urgentemente de momentos de calma y quietud para contrarrestar el estado en el que se encuentran.
“Se recomienda en estos casos técnicas de relajación o actividades relajantes con el fin de disminuir la dosis de ansiedad” expresó.
Es muy frecuente que la persona que sufre estrés laboral haga abuso de ansiolíticos y antidepresores, ya que son las personas que más psicofármacos consumen -dijo-, teniendo en cuenta que de esta manera se ataca el síntoma pero no la causal.
Si bien existe esta problemática que no es nueva, la licenciada Lemos mencionó la utilización de este recurso en el ámbito laboral con la consiguiente presentación de certificados médicos y aclaró que “hay técnicas para determinar si una persona sufre de estrés o simula la situación, en un abuso excesivo de usos de licencias laborales o realmente se corresponden con situaciones personales que sufre en el ámbito laboral” determinó y señaló que ciertas situaciones tienen que ver con la responsabilidad de profesionales que extienden el certificado de “estrés laboral”, dando cuenta del facilismo que a veces se torna frecuente y que se vislumbra en mayor cantidad en ámbitos oficiales que en los privados.
La problemática conlleva a pensar que “existe un proceso de adaptación que está funcionando mal y se difumina más allá del ámbito laboral -dijo-; lo que se recomienda es apoderarse de herramientas a fin de adaptarse mejor a las situaciones y una vez resuelto el problema en un área, se resuelve luego en la otra” afirmó.
Por lo cual, si el médico determina una etapa de licencia laboral hay que aprovecharla adecuadamente con motivo de adquirir esas técnicas sino es como que nos tomamos vacaciones y volvemos al trabajo con los mismos recursos desgastados de siempre y esto no sirve -y ejemplificó- es como si me tomo una licencia porque tengo problemas hepáticos y sigo comiendo comidas que me perjudican la salud, obviamente cuando regrese a mi labor voy a estar exactamente igual que antes de irme”.
Por otro lado -dijo- llega el punto en el que cada uno se tiene que plantear ¡y si esta actividad que realizo no es para mí?, es el momento de buscar otras opciones -expresó- porque hay que tener conciencia del basta, porque más allá de esa situación estresante del momento tengo que tener en claro que, si esto excede mis capacidades, tengo que ser consciente de cuáles son mis límites” dijo.
Dentro de la temática planteada, mucho tiene que ver la elección equivocada de una profesión en la que, el propio perfil, limita a desarrollar. Con respecto a esto, mencionó que “en el caso del periodismo es necesario una capacidad de respuesta muy rápida -dijo- teniendo en cuenta la demanda del trabajo, señalando que hay que ser realista a la hora de evaluar las condiciones propias, porque de lo contrario, “habrá que buscar alternativas de acuerdo a la personalidad y la forma de reaccionar frente a situaciones cambiantes que exigen una velocidad que quizás para ciertas personas, no es el estilo que pueden seguir” aclaró.
“Si bien no se apunta a ser conformistas, es preciso plantearse la realidad, para no proponerse una meta que está más allá de mis posibilidades -dijo- porque debo aceptar mis límites y extraer lo mejor de mis posibilidades, sin exceder el esfuerzo”, porque el querer ubicarse en determinado estatus a través de la elección equivocada de la carrera o profesión, es fomentar de alguna manera ese estado de estrés laboral, producto de una auto exigencia que la realidad demuestra que no puedo cumplir.
Finalmente, resaltó la frecuencia de licencias laborales por estrés, en las instituciones públicas, siendo éste un ámbito en el que poco se reconoce el esfuerzo del trabajador, lo que conlleva a reforzar este tipo de patologías, que quizás en los ámbitos privados se encuentra mucho más contenido gracias a la interrelación personal y las oportunidades de progreso y reconocimiento, faltante en entes públicos.
Deteniéndose en la evaluación de las instituciones públicas, mencionó que “por un lado, existe un abuso de certificados de estrés laboral en los últimos tiempos, por cuestiones de negligencia, porque total, con el mínimo esfuerzo puedo cobrar mi sueldo y da lo mismo que pida un mes y me lo den o no, porque ¿quién puede poner en duda el certificado que presento? -señaló y agregó- pero, desde el lado de las políticas institucionales tampoco se promueve algo para mejorar la calidad del trabajo de la gente que está al servicio de la salud, la educación, la justicia, entre otros. En estos casos, donde la función de la institución no se cumple, esta falta de interés en cambiar la realidad, hace daño” concluyó la profesional.