Las cenizas recientemente caídas contienen una película ácida que puede dañar la vegetación, las pasturas para los animales y contaminar las fuentes de agua; sin embargo, con el tiempo se depositan e incorporan al suelo, volviéndolo más fértil.
Están compuestas de una estructura cristalina y filosa, que suele raspar y desgastar las superficies donde se depositan, por ejemplo, los vehículos y los techos.
Aunque la lluvia puede ayudar a removerla de los techos y de otras superficies, obstruyen por arrastre las canaletas, desagotes pluviales, las cloacas y las alcantarillas. Estando húmeda, la ceniza aumenta a más del doble su peso en seco y puede provocar colapso de techos y de canaletas. Al secarse se vuelve una costra rígida adherida a las superficies donde se ha acumulado. Se aconseja a la población no juntarla con el resto de la basura.