Preste atención a las señales que le da su cuerpo para evitar dolencias.

El ritmo de vida actual y el sedentarismo no son los mejores aliados de ningún entorno laboral. Si a esto se le suma una mala alimentación y un alto nivel de estrés, la combinación puede ser fatal.
Cuidar de la salud de los empleados es, además de una obligación legal, un beneficio para la empresa. La buena salud mejora las relaciones y aumenta la productividad, de manera que la compañía se volverá más eficiente a medida que sus empleados se sientan cada vez mejor con sigo mismos.
Hay ciertos pasos que el empleado puede hacer por sí mismo y así asegurar su calidad de vida personal y laboral:
- Preste atención a su postura para trabajar: las facilidades ergonómicas evitan el surgimiento de dolores asociados al trabajo diario. Tenga en cuenta su postura y mejore la si es necesario.
- Realice pausas activas: enemigas del sedentarismo, las pausas activas nos invitan a distraer el cuerpo y la mente de las presiones laborales. Realice las frecuentemente y recuerde mover todas sus extremidades. La clave está en no hacerlo por obligación sino como una verdadera distracción, no le tomará más de cinco minutos.
- Cuide su alimentación: muchas veces el ritmo laboral nos empuja a saltarnos comidas, almorzar a deshoras, llenarnos con snacks o comidas rápidas muy poco saludables. Es preferible elegir frutas, lácteos, almuerzos balanceados y nutritivos. Estos alimentos tienden a mantenernos alertas, con la mente fresca y los sentidos despiertos, cosa que no sucede con las harinas y los alimentos ricos en grasas.
- Realice controles médicos frecuentes: es recomendable realizar exámenes médicos ocupacionales cada año. Estos permiten identificar posibles dolencias o afecciones asociadas a las condiciones laborales que no se tienen en cuenta. También pueden identificar enfermedades de manera temprana y esto aumenta la posibilidad de sanar prontamente, sin mayores complicaciones.