El estrés térmico, puede ocasionar alternaciones al cuerpo y aumentar la probabilidad de que se produzcan malestares relacionados a las altas temperaturas, como agotamiento, calambres, deshidratación.
Desde la Dirección General de Salud Ambiental, DIGESA, organismo técnico del Ministerio de Salud, explican que el estrés térmico por calor es un malestar que podemos experimentar cuando la permanencia en un ambiente excesivamente caluroso exige esfuerzos desmesurados a los mecanismos de los que dispone nuestro organismo para mantener la temperatura interna en 37º C.
Es decir, se produce por la carga de calor que recibimos y acumulamos en nuestro cuerpo y que resulta de nuestra interacción con el espacio ambiental en el que nos encontramos, la ropa que llevamos y la actividad física que realizamos, informan desde el Ministerio de Salud.
Tanto el director de Digesa, Luis Leguizamón, así como por la Dra. Laura Flores, profesional de esta dependencia, mencionan lo importante que es que nos encontremos térmicamente confortables. Esto depende de tres aspectos, según refieren los expertos: de las condiciones ambientales, de la actividad física y del tipo de vestimenta que utilicemos.
El ambiente es capaz de influir en nuestra sensación de confort a través de cuatro variables: la temperatura del aire, la humedad del aire, la temperatura de las paredes y objetos que nos rodean y la velocidad del aire, informan desde el Ministerio de Salud.
Como la intensidad del estrés térmico y la gravedad de sus efectos dependen de estos tres factores, es en el trabajo donde puede producirse mayor estrés por la acción del calor, especialmente en lugares cerrados de mala climatización, ventilación y alta humedad (como en fábricas, laboratorios, depósitos, panaderías, cocinas, espacios confinados, lavanderías, hornos, servicios) y en trabajos al aire libre (como en la construcción, la agricultura, la ganadería y los relacionados con servicios como la limpieza, la recolección de residuos, barrido, y cualquier otra actividad que se realice al aire libre.)
Al trabajar en estas condiciones el cuerpo se altera y aumenta la probabilidad de que se produzca un accidente en el trabajo, puede agravar dolencias previas (diabetes, enfermedad cardiovascular, hipertensión) y producir diversas enfermedades relacionadas con el calor: agotamiento, calambres, deshidratación, sincope por calor (pérdida de conocimiento a diferentes niveles), erupciones cutáneas, agotamiento por calor y el golpe de calor.
Para prevenir estos efectos, se debe informar y formar a los trabajadores sobre los riesgos que entraña el calor, la aclimatación, la ventilación y temperatura del espacio de trabajo, proveer hidratación suficiente (agua fresca), utilizar prendas y ropas de trabajo que eviten la acumulación de calor, adaptar el ritmo y los horarios de trabajo y establecer pausas durante la jornada cuando se trate de puestos de mucha actividad física, disponer de sitios de descanso frescos, facilitar ventilación natural y artificial.
Para evitar y disminuir estos efectos, deben implementarse programas que combinen adecuadamente los siguientes elementos:
- Uso de elementos naturales o artificiales para producir sombra.
- Medidas administrativas o de procedimientos.
- Provisión de elementos de protección personal adecuados: cremas con filtros solares, anteojos o gafas con protección UV, protección para la cabeza (gorro, casco, sombrero), ropas de protección UV.
- Entrenamiento del trabajador.