De todo el equipo puesto a nuestra disposición, las herramientas manuales las presuponemos como las más útiles y de las que más se abusa. La mayoría de nosotros tenemos un martillo, un destornillador o dos, una pinza, u otra herramienta en su casa. Estas herramientas las guardamos en una caja en algún sitio donde estén siempre a mano cuando las necesitamos. Y las usamos con tan poca frecuencia y en trabajos tan pequeños, que muchas veces, después de cuatro o cinco años están en buenas condiciones, que parecen nuevas. No siempre, claro está, pero sí muy a menudo sucede esto.
