Un alisado de pelo que hace furor entre las mujeres es cancerígeno.
El planchado se realiza con un producto brasileño que en la Argentina no fue autorizado. El boom se explica por su excelente resultado y el efecto duradero. En el país de origen fue prohibido por ser “cancerígeno”. Aquí, algunas peluquerías lo aplican sin disimulo, pero muchas lo hacen a escondidas. Ya hay locales clandestinos y un mercado negro del “milagroso” tratamiento.
Un tratamiento de origen brasileño para planchar el cabello es furor desde hace algunos meses entre las argentinas que sueñan con una melena lacia. El secreto de su éxito es el formol, una sustancia considerada cancerígena por la Organización Mundial de la Salud. Por las altas concentraciones de formol que contiene su fórmula puede resultar peligroso para la salud y su aplicación está prohibida en el país.
El “revolucionario” planchado se ofrece en salones de belleza de la ciudad de Buenos Aires y el conurbano, incluso en locales situados en shoppings centers. Y también en peluquerías clandestinas montadas en departamentos y hasta se está aplicando en casas particulares a pedido de las clientas, desesperadas por la solución milagrosa para sus cabelleras crespas y frizzadas. La Anmat, el organismo gubernamental que controla y autoriza los cosméticos, lanzó esta semana un alerta a la población sobre estos alisadores, luego de que Página/12 planteara una consulta sobre la legalidad de su uso. El producto se vende vía Internet bajo el engaño de que en Brasil está permitido. Pero allí no sólo está prohibido sino que ya están viendo sus consecuencias. Según informa en su sitio web la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria brasileña (Anvisa), ya hay casos de caída de cabello “en función del uso de formol”.
El “revolucionario” tratamiento es conocido como “brushing progresivo lissé”. En varias peluquerías porteñas especulan que el jugador Carlos Tevez recurrió a este método para transformar su melena crespa en la cabellera lacia que estrenó durante el Mundial de Fútbol en Alemania.
El planchado brasileño llegó al país el año pasado y empezó a promocionarse boca a boca. La mejor publicidad que ha tenido es su resultado: en una primera aplicación el pelo queda lacio, brillante y sedoso como no lo ha logrado hasta ahora ningún otro procedimiento de alisado fabricado por los grandes laboratorios multinacionales que se reparten el mercado de la belleza capilar. Para que el resultado sea perfecto, la clienta no debe lavarse el cabello durante cuatro días después de someterse al tratamiento. Las mujeres consultadas por este diario que lo probaron se mostraron felices con su nuevo look. Ninguna de ellas conocía sus verdaderos riesgos para la salud y para el mismo pelo.
–Medio tóxico debe ser, porque te pican los ojos y tiene que estar el lugar bien aireado. Además, te tenés que poner la máscara como esas de la guerra de Irak. Pero por dos veces o tres al año que me lo haga no creo que me traiga problemas. Supongo que el mayor riesgo lo corre el que lo aplica, que está más tiempo expuesto al producto, porque atiende a tres mujeres por día, más o menos –comentó a Página/12 Gabriela D., empleada del Poder Judicial. Ella se enteró del método por la mamá de un compañero de colegio de su hijo en abril. A la semana, después de hacer algunas averiguaciones en Internet sobre los posibles riesgos del tratamiento, tomó un turno y se lo hizo. Ya tiene turno para volver a hacerse el procedimiento en agosto (ver aparte). El tratamiento requiere repetirlo cada cuatro meses aproximadamente para mantener el efecto lacio.
El secreto de este “milagroso” alisante es el formol que contiene su fórmula. El formol es una solución acuosa a 37 por ciento de formaldehído, un gas incoloro de olor sofocante. Tiene propiedades como conservante, por eso se utiliza en laboratorios de anatomía. Pero es considerado cancerígeno por la Organización Mundial de la Salud. Tanto la legislación brasileña como la argentina permiten el uso de formol en productos cosméticos en concentraciones bajísimas que no implican riesgo para la salud, pero sólo en endurecedores de uñas (el máximo de concentración permitida es del 5 por ciento) y en productos de higiene oral, como conservantes, donde el límite autorizado es de hasta el 0,1 por ciento. En el caso de los endurecedores de uñas se deben proteger las cutículas al aplicarlos.
Según advierte la agencia de control sanitario de Brasil, el uso de formol en alisantes “implica graves riesgos para la salud como irritación, dolor y quemaduras de pelo, irritación de vías respiratorias y daños irreversibles en ojos y cabellos”. Las sucesivas aplicaciones de estos alisadores pueden causan resquebrajamiento y caída del cabello, alerta la Anvisa y aclara que el riesgo aumenta cuanto mayor es la concentración de formol en el producto. El peligro de intoxicación es tanto para quien lo aplica como para quien lo recibe, informa el organismo brasileño. Por la magnitud que el problema del uso clandestino del “brushing progresivo” ha alcanzado en Brasil, la Anvisa ha publicado en su sitio web una serie de dossiers dedicados exclusivamente al tema, donde alerta sobre sus riesgos. Los documentos se pueden consultar en www.anvi sa.gob.br (ver aparte).
Tras una consulta de este diario, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), encargada de aprobar todos los productos de uso cosmético que se venden en el país, informó que los alisantes basados en formol no están autorizados en el país.
Un boom peligroso
–Las clientas están tentando a los peluqueros para que se lo hagan en sus propias casas. En diez días pueden hacer 2000 pesos. Y lo están haciendo con la complicidad de ellas, porque nuestras clientas saben que en salones serios no lo hacemos”, comentó a Página/12 el estilista Claudio Cerini. El alisado de origen brasileño es el boom del momento en el mundo de las peluquerías. Y tema obligado entre coiffeurs. A Cerini le ofrecieron el producto unos seis meses atrás y decidió mandar a analizar una muestra a la Anmat. El resultado fue contundente: “Me confirmaron que por el grado de concentración de formol se trataba de un producto no apto para la aplicación en el cuero cabelludo”, precisó a este diario el dueño de la cadena de salones de belleza Staff Cerini.
Para reducir riesgos, en algunos salones de belleza de la ciudad de Buenos Aires y el conurbano el peluquero y la clienta utilizan una máscara antigases –similares a las que se usan en las guerras para prevenir ataques químicos– y prenden ventiladores para airear el lugar. Así lo hacen en el local del Shopping Spinetto de la cadena Rubén Orlando, como pudo observar esta cronista el viernes 30 de junio por la tarde.
–¿Ese es el brushing brasileño? –preguntó Página/12.
–Sí, sí –confirmó una empleada del salón.
–Escuché que puede ser peligroso…
–Mirá, si querés podés hablar con el peluquero que lo hace y él te va a saber explicar mejor –sugirió la chica y enseguida llamó a uno de los peinadores que se rió de las dudas de esta cronista:
–Hace dos años que lo hago y estoy vivo, no me morí -.bromeó, mientras otro integrante del staff de la peluquería le hacía el polémico brushing a una clienta. La escena de ambos con máscaras antigases en un salón de belleza parecía surrealista. A esta cronista, entre tanto, le empezaban a arder los ojos.
–Te arden un poco, pero por eso usamos las máscaras. Con la máscara no sentís nada –quiso tranquilizar el estilista.
En otras peluquerías prefieren poner una toalla mojada sobre la cara de la clienta por temor a que se asuste si le exigen que se ponga una máscara. En otros casos, el “brushing progresivo” se realiza en balcones o al aire libre, en patios, para minimizar la intoxicación con los vapores del formol.
El producto tiene una concentración de formol que varía, según quién lo fabrique. El problema es que como se trata de preparados ilegales, que no han sido controlados por una autoridad sanitaria, no se puede saber exactamente su fórmula. Hay laboratorios clandestinos que ya han copiado la fórmula brasileña y están elaborando su versión argentina. De todas formas, sobre este punto la Anvisa es muy precisa: “El formol en concentraciones permitidas no tiene función de alisante”, aclara el organismo.
–Es una vergüenza que en este país nadie controle nada. Este planchado no está autorizado y se está haciendo en cualquier lado. No entiendo a la gente. Las clientas me lo piden, me dicen que sus amigas se lo han hecho. Cómo lo vamos a hacer si está prohibido –despotrica Leo Paparella, cofundador de los salones Leo y Lina. A sus salones también les han ido a ofrecer el planchado con formol.
–La primera vez que se hace el pelo queda bien. En la segunda, no tiene la misma calidad. El método consiste en envainar el pelo, por eso queda lacio, pero lo cementa y no le deja porosidad para respirar, y termina cortándose. Es un producto no apto para la aplicación –aseguró Cerini, que lo probó en pelucas.
El producto se vende a los peluqueros a 200 pesos el litro, una cantidad que rinde unas 16 aplicaciones. El tratamiento se está cobrando a las clientas desde 170 a 500, según el lugar donde se realice y el tipo y volumen del cabello a tratar. El procedimiento es largo: demanda entre tres y cuatro horas. Primero se lava la cabeza, luego se seca el cabello. El preparado se aplica mecha por mecha, y simultáneamente se procede a alisar el pelo con cepillo, bajo la exposición del calor de un secador y posteriormente de una planchita de cerámica. Ese calor causa una nube de vapor riesgosa. El tratamiento no requiere que el pelo se enjuague. Y no se debe lavar por cuatro días. Tampoco hay que atarlo.
–Las argentinas tienen un problema con los rulos. Les decís que este tratamiento les puede traer cáncer o se les puede caer el pelo y te lo piden igual. “Me voy a morir pero con el pelo lacio”, te dicen, medio en serio, medio en broma –comentó otro estilista de primer nivel horrorizado por la nueva moda.