Incluso si las lesiones son pequeñas es necesario informarlas inmediatamente al supervisor inmediato.
En nuestra planta, a pesar de que ha sido una política constante exigir el informar inmediatamente todas las lesiones, hay quienes no lo hacen porque creen que hay lesiones pequeñas que no merecen la pena molestar a nadie por ellas. La experiencia que tenemos en nuestra planta sobre las llamadas “lesiones pequeñas” contradice esa opinión. En el pasado ha habido casos en que una lesión que en un principio parecía insignificante se ha convertido en una lesión seria por la falta de una atención de primeros auxilios.
Muchas veces los supervisores nos enteramos de que alguien sufrió una lesión, quizás una o dos semanas antes, cuando alguien nos informa que fulano se esta tratando el mismo una lesión, que esta infectada, porque cuando se lesionó no quiso que se la estelerizaran y ahora se siente humillado en tener que reconocer su error.
Nosotros no tenemos la capacidad ni los conocimientos para saber cuando una llamada “lesión pequeña” es en realidad una lesión pequeña. Los médicos y los enfermeros son los que pueden saber esto, incluso ellos no lo saben a veces y por eso tratan a todas las lesiones como si pudieran convertirse en importantes. Las desinfectan pensando que quizá esa lesión pudiera ser causa de una gangrena. Aparte de los problemas físicos que se pueden derivar por no informar una lesión, hay otras muchas razones por las que debemos informarlas. Entre ellas pudiéramos destacar las siguientes:
En primer lugar, si el accidente no se informa, nadie con excepción posiblemente de la persona que lo tuvo, podrá aprender algo acerca del mismo. Eso significa que las circunstancias que produjeron la pequeña lesión es tan libres – a sus anchas- para operar otra vez y producir mas lesiones, quizás la próxima vez graves.
Por ejemplo, me acuerdo que en una ocasión leí sobre un trabajador que estaba tratando de desprender una parte de metal roto golpeándola con un martillo. Una parte del metal arañó su mano. Como era una “lesión pequeña” la ignoró completamente y siguió golpeando con el martillo. Unos pocos golpes después, un fragmento del metal, un poquito más grande, saltó a su ojo izquierdo, lo que le produjo la pérdida de vista del mismo. Como ven, las mismas circunstancias produjeron dos resultados diferentes. Esa es la razón por la cual no podemos considerar las “lesiones pequeñas” como lesiones sin importancia.
Otra razón por la que debemos informarlas es debido a que la negligencia puede desarrollar complicaciones. Siempre existe la posibilidad de una infección cuando la superficie de la piel se ha roto. Algunas infecciones pueden ser muy graves e incapacitantes. Recientemente un trabajador sufrió un arañazo “pequeño” un viernes por la tarde, y el lunes por la mañana, al presentarse en la enfermería de su planta, el médico le dijo que la sangre se le había envenenado de tal forma que le tendrían que cortar la pierna.
Algunas personas creen que es de cobardes informar cortaduras pequeñas, arañazos o hinchazones. Si han sufrido, una de estas lesiones un poco antes de la salida del trabajo, piensan que cuando lleguen a su hogar lo curarán. A veces, cuando llegan a su hogar, al ver que la lesión no ha aumentado de gravedad, se olvidan de ella, cono si nada le hubiera pasado. Como ven, las razones por las que debemos informar siempre las lesiones pequeñas son muchas e importantes. En muchas ocasiones, una cortadura grande e impresionante, de la que fluye mucha sangre, puede ser en sí menos grave que una pequeñita, por ejemplo, puede infectar a través de ella todo el torrente sanguíneo y a continuación, órganos vitales, si estaba contaminado con un producto tóxico o venenoso. Las lesiones, sean grandes o pequeñas, las debemos informar siempre e inmediatamente.