A la hora de irse a la cama no todo el mundo consigue caer rendido nada más cerrar los ojos. Rutinas ajetreadas, madrugones, estrés laboral y más trabajo al llegar a casa: hay que hacer las tareas del hogar, preparar la cena y el ‘tupper’ del día siguiente, un ratito de televisión y, quizás, un capítulo de alguno de esos siete libros que hay que leer antes de morir. Pasada la media noche…Seguir leyendo