Charlas de Seguridad 27 de agosto del 2011 Prevención de Riesgos No hay comentarios
Cuando se tienen piscinas particulares se recomienda que estén cercadas y que la llave de la puerta de la reja no esté al alcance de los niños cuando puedan encontrarse solos aunque sea por pocos minutos.
También es conveniente que después de bañarse se saquen los juguetes de dentro de la piscina para que no intenten alcanzarlos una vez ha acabado la hora del baño. Sobre las cubiertas utilizadas fuera de temporada, la Academia Americana de Pediatría manifiesta que no son del todo seguras, puesto que en ocasiones algunos pequeños han resultado atrapados bajo de ellas al caminar por encima.
Cada medio tiene sus potenciales peligros, se trata de evitarlos y saber que, en caso de accidente, unos pocos segundos son vitales. Tener grabado el número de emergencias y localizar el lugar donde se ubica el socorrista nos dejará más tranquilos. El mar puede resultar aún más divertido ya que contamos con el movimiento de las olas, y la posibilidad de jugar con la arena. Pero también tiene algunos peligros adicionales como las corrientes, mareas y resacas, además de que si se nada cerca de las rocas de los espigones cabe la posibilidad de lesionarnos. Estas cosas las deben saber los niños, educarles en estos aspectos también es hacer prevención.
Y no sólo en playas o piscinas pueden ocurrir accidentes, todos debemos aprender a observar el entorno (y mostrar cómo se hace esto a los niños), ya que en ocasiones durante excursiones por la naturaleza pueden haber cauces de agua o pozos ocultos. Si hablamos de lagos tengamos siempre presente el principio de vigilar constantemente a los niños, y con los ríos recordemos que se trata de agua en movimiento, y que la corriente puede tener más fuerza de la que imaginamos. Siempre la prevención debe acompañar a los planes de ocio, de esta manera conseguiremos una plena diversión, y sin sustos.
Nos quedan aún los Parques Acuáticos, no podemos negar que son divertidos para todos (adultos o niños), sin embargo debemos capaces de evitar las atracciones que no son apropiadas (por edad) para nuestros hijos, o aquellas que se encuentren muy concurridas en un momento dado (sobre todo si los pequeños tienen corta edad).
Educación, protección y actuación
Si estamos en una piscina y tras un descuido perdemos de vista a nuestro hijo, miremos antes que nada dentro del agua. Si desafortunadamente lo viéramos en el fondo, o con dificultades para respirar, lo sacaríamos rápidamente al tiempo que pedimos ayuda, después (y mientras marcamos el 112) deberíamos comprobar si tiene obstruídas las vías respiratorias, y valorar si le aplicamos las técnicas de Reanimación Cardio Pulmonar, aquí la intervención del socorrista sería determinante.
Cuando los niños van creciendo será muy útil que también hablemos con ellos para que aprendan a ser prudentes, entre los comportamientos que deberían adoptar están: no corretear ni empujarse al borde de la piscina, no sumergir a sus amigos, o recurrir al socorrista cuando lo necesitan. De esta manera les enseñamos a ser responsables y a utilizar los recursos a su disposición.
Algunos textos de expertos apuntan que los mejores dispositivos de flotación (en cuanto a seguridad) son los chalecos o aquellos que se ajustan por debajo al cuerpo.
En definitiva se trata de proteger a nuestros hijos, y para ello debemos evitar nuestras propias distracciones, incluso cuando estamos en casa, porque cuando los niños pequeños unos pocos centímetros en la bañera pueden resultar fatales si no estamos junto a ellos.