Charlas de Seguridad 27 de septiembre del 2012 Salud Ocupacional No hay comentarios
Muchos de nosotros alguna vez hemos jugado por dinero. La mayoría lo ha hecho únicamente para probar suerte, es decir, apostar poco para ganar mucho, el sueño de toda persona. Sin embargo, en los juegos por dinero, en general, se pierde mucho más dinero del que se gana y la diferencia entre lo ganado y lo perdido, si la actividad persiste, se ahonda cada vez más, dependiendo de la frecuencia y el monto apostado. Jugar no es necesariamente negativo cuando constituye una actividad ocasional mediante la cual se busca un momento de diversión o entretenimiento.
Pero hay personas que concluyen jugando compulsivamente. En estos casos, la centralización de la preocupación por jugar, el tiempo que se emplea en ello y las pérdidas económicas serán cada vez más importantes, comprometerán la estabilidad de la persona en varios planos y afectarán sus relaciones familiares, laborales y su propia reputación. Lo peor de todo esto, es que este proceso termina repercutiendo en la salud de la propia persona y, muchas veces, en la salud de quienes lo rodean y lo aprecian.
Si la persona no puede dejar de jugar, estamos ante la presencia de alguien adicto al juego. Un jugador compulsivo puede tener distintos problemas relacionados con la salud. Entre ellos: alteración generalizada, insomnio, reacciones depresivas después de una pérdida, decaimiento físico, problemas sexuales, alejamiento de la familia, pérdida de bienes, problemas legales, tendencias suicidas, etc.
Es importante contener a la persona antes de tiempo. Una vez que la persona se ha convertido en jugador compulsivo no es fácil sacarlo de esa situación. La contención de la familia y los amigos es necesaria, pero en muchos casos no es suficiente. Cuando esta contención no alcanza se necesita recurrir a un profesional. El profesional psicólogo puede experimentar tratamientos que escapan a las posibilidades de las personas sin preparación. Son muchos los métodos a los cuales se puede recurrir. Lo hay que tener presente es que esta adicción es crónica, es decir que en cualquier momento puede volver. Por lo tanto hay que controlar a la persona constantemente.