Los combustibles pueden clasificarse, por su origen, en naturales y artificiales, y según su estado físico en sólidos, líquidos y gaseosos. No obstante, la combustión tiene lugar, normalmente, en fase gaseosa, por la vaporización previa de los combustibles (si no eran ya gases) o por su descomposición por el calor (pirólisis), dando sustancias combustibles en estado gaseoso. Es decir, el combustible como tal no arde, no arde el papel, ni la gasolina, sino que arden los gases desprendidos por el propio combustible al suministrarle calor.
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