El almacenamiento correcto de productos químicos y, en particular, el de líquidos inflamables y combustibles, es una asignatura pendiente, para muchos centros de trabajo, de la disciplina preventiva dentro del ámbito laboral. En muchos centros de trabajo, cualquier lugar vale para situar el bidón de combustible para las carretillas o la garrafa de disolvente para limpieza, o, aún destinando estancias específicas para el almacenaje, las condiciones preventivas reglamentarias brillan por su ausencia.
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