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Tabaco – Una de las principales causas de defunción, enfermedad y empobrecimiento
Charlas de Seguridad 4 de noviembre del 2019 Prevención de Riesgos No hay comentarios
Datos y cifras
El tabaco mata hasta a la mitad de sus consumidores.
El tabaco mata cada año a más de 8 millones de personas, de las que más de 7 millones son consumidores del producto y alrededor de 1,2 millones son no fumadores expuestos al humo de tabaco ajeno.
Casi el 80% de los más de mil millones de fumadores que hay en el mundo viven en países de ingresos bajos o medios.
El tabaco es una de las mayores amenazas para la salud pública que ha tenido que afrontar el mundo. Mata a 8 millones de personas al año, como mínimo, de las cuales más de 7 millones son consumidores directos y alrededor de 1,2 millones son no fumadores expuestos al humo ajeno.
Casi el 80% de los más de mil millones de fumadores que hay en el mundo viven en países de ingresos bajos o medios, donde es mayor la carga de morbilidad y mortalidad asociada al tabaco.
Los consumidores de tabaco que mueren prematuramente privan a sus familias de ingresos, aumentan el costo de la atención sanitaria y dificultan el desarrollo económico.
En algunos países, los niños de los hogares pobres trabajan con frecuencia en el cultivo de tabaco para aumentar los ingresos familiares. Esos niños son especialmente vulnerables a la enfermedad del tabaco verde, producida por la nicotina que absorbe la piel cuando se manipulan hojas de tabaco húmedas.
La vigilancia es crucial
Un seguimiento eficaz permite determinar la amplitud y el carácter de la epidemia de tabaquismo y la mejor manera de adaptar las políticas. Solo uno de cada tres países, que representan un tercio de la población mundial, hace un seguimiento del consumo de tabaco, para lo cual realizan sistemáticamente, cada cinco años, encuestas representativas entre jóvenes y adultos de todo el país.
El humo ajeno mata
Humo ajeno es el que llena restaurantes, oficinas y otros espacios cerrados cuando la gente quema productos de tabaco como cigarrillos, bidis y pipas de agua. El humo del tabaco contiene más de 4000 productos químicos, de los cuales se sabe que al menos 250 son nocivos, y más de 50 causan cáncer.
No hay un nivel seguro de exposición al humo de tabaco ajeno.
En los adultos, el humo ajeno causa graves trastornos cardiovasculares y respiratorios, en particular coronariopatías y cáncer de pulmón. Entre los lactantes aumenta el riesgo de muerte súbita. En las mujeres embarazadas ocasiona complicaciones del embarazo y bajo peso ponderal del recién nacido.
Casi la mitad de los niños respiran normalmente aire contaminado por humo de tabaco en lugares públicos.
El humo de tabaco ajeno causa alrededor de 1,2 millones de muertes prematuras cada año.
Cada año mueren 65 000 niños por enfermedades atribuibles al humo de tabaco ajeno.
Todas las personas deberían poder respirar aire sin humo. Las leyes contra el humo protegen la salud de los no fumadores, son bien acogidas, no perjudican a los negocios y animan a los fumadores a dejar de fumar.
Más de 1300 millones de personas, o el 18% de la población mundial, están protegidas por leyes nacionales integrales sobre espacios sin humo.
Los consumidores de tabaco necesitan ayuda para dejarlo
Diversos estudios revelan que pocas personas comprenden los riesgos específicos para la salud que entraña el consumo de tabaco. Por ejemplo, un estudio realizado en China en 2009 reveló que solo un 38% de los fumadores sabía que el tabaco provocaba cardiopatía coronaria, y solo un 27% sabía que ocasionaba accidentes cerebrovasculares.
La mayoría de los fumadores que conocen los peligros del tabaco desean dejarlo. El asesoramiento y la medicación pueden duplicar con creces la probabilidad de que un fumador que desea abandonar el tabaco lo consiga.
Solo 24 países, que representan el 15% de la población mundial, disponen de servicios nacionales integrales para ayudar a los consumidores a dejar de fumar.
No hay ningún tipo de asistencia para dejar de fumar en una cuarta parte de los países de bajos ingresos.
Las advertencias gráficas funcionan
Las advertencias textuales y gráficas impactantes (en especial las que incluyen imágenes) permiten reducir el número de niños que empiezan a fumar y aumentar el número de fumadores que dejan el tabaco.
Las advertencias gráficas pueden persuadir a los fumadores de que protejan la salud de los no fumadores fumando menos en el interior de las viviendas y evitando fumar cerca de los niños. Los estudios llevados a cabo tras implantarse las advertencias gráficas en el Brasil, Canadá, Singapur y Tailandia muestran sistemáticamente que esas advertencias promueven considerablemente la sensibilización de las personas respecto de los peligros del consumo de tabaco.
Solo 42 países, que representan el 19% de la población mundial, aplican las prácticas óptimas relativas a las advertencias gráficas, que comprenden la inclusión de advertencias en el idioma local y la exigencia de que ocupen, en promedio, al menos la mitad del anverso y el reverso de los paquetes de cigarrillos. La mayoría de ellos son países de ingresos bajos o medios.
Las campañas en los medios de información también pueden reducir el consumo de tabaco alentando a la gente para que proteja a los no fumadores y convenciendo a los jóvenes para que abandonen el tabaco.
Más de la mitad de la población mundial vive en los 39 países que en los dos últimos años han realizado al menos una campaña intensiva contra el tabaco en los medios de comunicación.
La prohibición de la publicidad reduce el consumo
La prohibición de la publicidad, la promoción y el patrocinio del tabaco puede reducir el consumo.
La prohibición general de todas las formas de publicidad, promoción y patrocinio del tabaco permitiría reducir el consumo de tabaco en un 7%, aproximadamente, como media, si bien en algunos países se podría lograr una disminución de hasta el 16%.
Solo 29 países, que representan el 12% de la población mundial, han prohibido completamente todas las formas de publicidad, promoción y patrocinio del tabaco.
Aproximadamente uno de cada tres países carece de restricciones, o solo tiene restricciones mínimas, de todas las formas de publicidad, promoción y patrocinio del tabaco.
Los impuestos desalientan el consumo de tabaco
Los impuestos al tabaco son el medio más eficaz para reducir el consumo, especialmente entre los jóvenes y los pobres. Un 10% de aumento de esos impuestos reduce el consumo de tabaco aproximadamente un 4% en los países de ingresos altos y un 5% en los países de ingresos bajos o medios.
A pesar de ello, establecer impuestos altos al tabaco es una medida poco frecuente. Solo 33 países, que representan el 10% de la población mundial, tienen impuestos sobre el tabaco que superan el 75% del precio al por menor.
A tenor de los datos disponibles, los ingresos fiscales son, en promedio, 269 veces mayores que los gastos en actividades de control del tabaco.
Debe detenerse el comercio ilícito de productos de tabaco
El comercio ilícito de productos de tabaco plantea en el mundo entero grandes problemas sanitarios, económicos y relacionadas con la seguridad. Se estima que uno de cada 10 cigarrillos y demás productos de tabaco que se consumen a nivel mundial es de origen ilícito. El mercado ilícito cuenta con el respaldo de diversos agentes, desde pequeños vendedores ambulantes hasta redes del crimen organizado involucradas en el tráfico de armas y de seres humanos.
La elusión fiscal (lícita) y la evasión fiscal (ilícita) socavan la eficacia de las políticas de control del tabaco, en particular el aumento de los impuestos sobre el tabaco. Estas actividades abarcan medidas legales, como la compra de productos de tabaco en jurisdicciones con menores impuestos, e ilegales, como el contrabando, la fabricación ilícita y la falsificación.
La industria tabacalera y otros a menudo sostienen que el alza de impuestos sobre los productos de tabaco lleva a la evasión fiscal. Sin embargo, los datos demuestran que factores extrafiscales, como una gobernanza débil, altos niveles de corrupción, compromiso insuficiente del gobierno para combatir el tabaco ilícito, administraciones aduanera y fiscal ineficientes, y la existencia de canales oficiosos de distribución de productos de tabaco, son igual de importantes o más.
Hay un consenso general en que el control del comercio ilícito beneficiará el control del tabaco y la salud pública, y arrojará mayores beneficios para los gobiernos. Entre ellos destacan la disminución de las muertes prematuras debidas al consumo de tabaco y el aumento de la recaudación fiscal para los gobiernos.
La detención del comercio ilícito de productos de tabaco es una prioridad sanitaria alcanzable. Pero para ello es necesario mejorar los sistemas nacionales y subnacionales de administración fiscal y la colaboración internacional. El Protocolo para la eliminación del comercio ilícito de productos de tabaco del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco es la política esencial de regulación de la oferta para reducir el consumo de tabaco y sus consecuencias sanitarias y económicas.
De cara al público, la industria tabacalera se muestra favorable a la adopción de medidas contra el tráfico ilícito, pero se comporta de forma muy diferente entre bastidores. Según demuestran una serie de documentos internos del sector, dados a conocer en el contexto de diversas causas judiciales, en realidad la industria del tabaco ha fomentado activamente el comercio ilícito en el mundo entero. Al mismo tiempo, también se esfuerza por impedir la aplicación de medidas de control de tabaco, por ejemplo en forma de subidas de impuestos o de requisitos que exigen la inclusión de advertencias sanitarias gráficas, alegando falazmente que impulsarán el comercio ilícito.
La experiencia de muchos países demuestra que el comercio ilícito puede combatirse de forma satisfactoria, incluso con el aumento de los impuestos y precios del tabaco, lo que da lugar a mayores ingresos fiscales y un menor consumo de tabaco. La aplicación y ejecución de medidas contundentes para controlar el comercio ilícito de tabaco mejoraría la eficacia de impuestos y precios del tabaco considerablemente más altos y de políticas rigurosas de control del tabaco en la reducción del consumo de tabaco y sus consecuencias sanitarias y económicas.