El plomo entra al organismo primeramente a través de la inhalación de pequeñas partículas que lo contienen. La contaminación industrial por plomo, sin embargo, es un problema más general por su uso como aditivo de la gasolina y en pinturas para aplicar a interiores.
Otra fuente principal de exposición de la comunidad al plomo ha sido la pintura de casas que lo contiene. Los niños que ingieren fragmentos de pintura desprendida o que juegan en el piso donde existe polvo que contiene plomo procedente de los fragmentos de pintura están en riesgo de intoxicación por plomo. En la actualidad, las pinturas que contienen plomo están usualmente restringidas a su uso en exteriores, en ambientes agresivos, tales como en puentes de acero y otras estructuras no residenciales.
Una gran exposición a plomo puede resultar en una intoxicación por este metal, la cual se caracteriza por daño renal, daño nervioso y parálisis parcial de grupos musculares, y daño cerebral. Menores niveles de intoxicación por plomo pueden ser asociados con cólicos abdominales, náuseas, pérdida de peso y anemia. Estos síntomas son observados con mayor frecuencia en obreros que trabajan con plomo. Las mayores preocupaciones son las que ocurren en los niños; en estos niveles bajos de exposición al plomo pueden causar un daño cerebral irreversible que se manifiesta en dificultad para el aprendizaje y una capacidad intelectual ligeramente reducida.