“Estamos preocupados, pero siempre rezando a Dios para que pronto nos rescaten de acá”, dijo uno de los nueve trabajadores que desde el jueves no pueden salir de un socavón ubicado a 250 metros de profundidad.
Jesús Ccapatinta Raymi, uno de los nueve mineros peruanos atrapados en el socavón «Cabeza de negro», en el sur de Perú, dijo que él y sus compañeros se mantienen «tranquilos» y confían en que serán rescatados de la mina en la que quedaron atrapados desde el jueves.
«Todos estamos tranquilos, gracias a Dios. Preocupados pero siempre rezando a Dios para que pronto nos rescaten de acá», indicó el minero de 35 años, en diálogo con una periodista de Panamericana Televisión.
Ccapatinta declaró que «nadie pensaba que pasara todo esto pero lamentablemente se desprendió el cerro sobre la mina». Y explicó que en el interior de la mina, localizada en la región (departamento) de Ica, unos 300 kilómetros al sur de Lima, se han organizado de forma conveniente.
Están atrapados a 250 metros bajo tierra, en un túnel horizontal, en un socavón clandestino de Perú. Los derrumbes parciales en el lugar podrían prolongar entre dos a tres días las tareas.
Ellos reciben líquidos rehidratantes y oxígeno a través de una manguera que sirve, además, de canal de conversación con los socorristas y sus familiares. Su salud es estable, aunque algunos presentan cuadros de angustia por la incertidumbre sobre cuánto tiempo más permanecerán atrapados.
La mina, que fue abandonada por sus dueños hace unos 20 años, es explotada por mineros artesanales de manera informal, sin contar con las adecuadas medidas de seguridad, y está ubicada en una quebrada rodeada de cerros pedregosos.
Según cifras oficiales, 52 mineros murieron el 2011 en accidentes de trabajo y un tercio falleció por desprendimientos de rocas. Y desde enero a la fecha han fallecido otros 16 mineros. La minería es el motor económico de Perú y el 61% del total de las exportaciones corresponden a ese rubro. Es el segundo exportador mundial de cobre y el sexto de oro.