Las altas temperaturas, el exceso de sol y la falta del agua requerida por el cuerpo provocan golpes de calor y generan daños irreparables en el organismo.
Para estar bien hidratadas las mujeres deben incorporar como mínimo dos litros de agua diarios, y tres litros los hombres. Estas cantidades pueden variar según las condiciones del entorno como temperatura, humedad ambiental, nivel de esfuerzo físico y alimentación.
El principal peligro es la deshidratación. No se detecta desde su inicio, sino que comienza a manifestar sus síntomas pasado un cierto tiempo cuando ya causó daños en órganos importantes como el hígado, riñón o piel. Es mucho mejor prevenirla que atacarla.
Consejos y recomendaciones
Es importante tener en cuenta que niños, ancianos y enfermos son las personas con más probabilidad de sufrir un golpe de calor, y los que pueden sentir los efectos más rápido. Además, cualquier persona que realice ejercicio físico intenso con altas temperaturas, consuma alcohol o determinados medicamentos, también deben tener especial cuidado para prevenirlo.
Prevención de un golpe de calor
- Aumentar el consumo de líquidos. Tomar con frecuencia pequeñas cantidades y sin esperar a tener sed.
- Evitar exponerse al sol en exceso, ni en horas centrales del día (entre las 10 y las 17 horas).
- Usar cremas de pantalla solar con factor protección 15 o más y renovarlas ante el contacto con el agua o la transpiración. Hay que tener en cuenta que los productos autobronceantes no dañan, pero tampoco protegen.
- Reducir el consumo de bebidas alcohólicas o muy azucaradas.
- Evitar comidas muy abundantes; ingerir verduras y frutas.
- Reducir la actividad física.
- Usar ropa ligera, holgada y de colores claros; sombrero, anteojos oscuros.
- Permanecer en espacios ventilados o acondicionados.