El estrés laboral “es una experiencia de cada persona y se percibe cuando se produce un desequilibrio entre lo que se nos exige y los recursos que tenemos para satisfacer esa exigencia”, según afirma la Agencia Europea de Seguridad y Salud (OSHA).
La Sociedad Española de Especialistas en Medicina del Trabajo ha publicado que el 62% de los trabajadores españoles está más estresado que el año pasado y que una de cada cuatro bajas laborales está relacionada con este problema. Y esto va a más porque en el año 2020, las consecuencias del estrés crónico serán la segunda causa de invalidez.
Cuando una persona se siente bien y desarrolla su trabajo de forma habitual tiene un rendimiento normal en su puesto pero cuando las cosas se complican y comienza a sentir estrés puede sufrir consecuencias físicas como el aumento de la tensión arterial y, posteriormente, trastornos digestivos, que son más fáciles de percibir.
Más tarde, comenzará la búsqueda de soluciones, sin darnos cuenta, que pueden conllevar un aumento del consumo de alcohol o de sustancias relajantes, que no arreglan el problema sino que supone un escalón más en la escalera del estrés crónico. Así comienzan las carencias psicológicas. Hasta que llega un momento en que la persona no puede más y se rompe, cayendo en trastornos que se acompañan de impotencia ante la situación, con el agravante de que suelen ir acompañados de patologías psicosomáticas.
Es decir, quién sube la escalera del estrés no tiene ascensor para bajar y la caída es brusca con consecuencias múltiples, tanto psicológicas, como físicas y sociales, por lo que la persona necesitará de apoyo profesional.
El estrés laboral se acerca de la forma más sibilina y debemos ser conscientes de que aunque todos tenemos un cierto grado de estrés, ya que sin él sería difícil seguir viviendo, en nuestra responsabilidad está tenerlo controlado. Para ello existen unas pautas generales que vienen bien a todos, tanto responsables de grupos como responsables de su trabajo para evitar el estrés:
- Ser conscientes de nuestra situación.
- Activar nuestro sistema parasimpático (sistema nervioso autónomo) vía respiración diafragmática, lo que nos generará más oxigenación y relajación.
- Entrenar técnicas de relajación de forma correcta. Si nuestro nivel de estrés es muy alto no podremos empezar con técnicas que nos exijan mucha concentración y deberemos comenzar por la relajación dinámica.
- Reconocer qué tipo de pensamientos usamos habitualmente sobre nosotros mismos. Cuando uno está muy estresado y lleva tiempo en esa situación varía mucho la percepción que se tiene de uno mismo. La repetición constante de pensamientos negativos sobre nosotros potencia la desconfianza y la inseguridad, lo que añadido al estrés nos deja muy mal parados.
- Realizar ejercico físico de forma habitual, mejor si es aeróbico.