Tener conocimientos básicos de primeros auxilios (teóricos y prácticos) puede ser decisivo durante la primera hora después de un accidente de tráfico. Recordamos los pasos básicos para atender a un accidentado de tráfico.
1. MANTENER LA CALMA
Estacionar el vehículo adecuadamente; si se puede, fuera de la calzada. Ponerse el chaleco y señalizar el lugar con triángulos de emergencia a 50 metros por delante y 50 metros por detrás. No fumar, prestar atención al tráfico y valorar posibles riesgos (fugas de gasolina, fuego…).
2. COMPROBAR SI LA VÍCTIMA ESTÁ CONSCIENTE
Zarandear a la víctima con suavidad y preguntándole si puede oírte. No mover a la víctima si no es imprescindible. A un motorista, no quitar-le el casco si está inconsciente. Tampoco dejar sola a una víctima inconsciente (excepto si debe desplazarse para pedir ayuda) o sin haberla colocado en posición lateral de seguridad. Y, finalmente, no proporcionar comida o bebida a ningún accidentado.
3. ALERTAR AL SISTEMA DE EMERGENCIAS MÉDICAS
Recordar que el 112 es operativo en toda la Unión Europea. Hay que facilitar el teléfono de contacto, la ubicación del accidente, un resumen de lo que ha pasado y el número de víctimas, edad aproximada y sexo. Explicar las posibles lesiones de los accidentados y la accesibilidad de las víctimas.
4. ATENDER A LAS VÍCTIMAS GRAVES
Comprobar pulso, respiración y hemorragias arteriales entre las víctimas graves, mientras se espera la llegada de la asistencia.
5. MANIOBRAS DE REANIMACIÓN
Es preferible que las haga un profesional sanitario. Si la víctima no reacciona, debe colocarse plana y boca arriba para realizar un masaje cardíaco: poner la palma de la mano sobre el esternón y hacer compresión de unos 4 cm a un ritmo de 100 por minuto.
6. COLOCAR A LA VÍCTIMA EN POSICIÓN LATERAL DE SEGURIDAD
Su brazo más próximo debe doblarse en ángulo con el codo flexionado y la palma de la mano hacia arriba. Situar el brazo más alejado sobre el tórax, flexionar la pierna más alejada de la víctima hacia arriba y llevar al herido hacia nosotros haciéndolo rodar. Flexionarle la cabeza apoyándola sobre la mano de la víctima.