Un registro permite a los ludópatas anotarse para tener entrada prohibida a las salas de juego.
“No ingresaré a ninguna sala de juego de la provincia.” Esta frase no corresponde al decimoprimer mandamiento. Es lo que reza el encabezado del formulario de Autoexclusión de Salas de Juego de Azar que podrán firmar voluntariamente los adictos lúdicos para que en el plazo de dos años no les permitan entrar a casinos, hipódromos, bingos y agencias de juego de la provincia de Buenos Aires. A través de este programa, los encargados de las salas bonaerenses tienen la autorización de los propios jugadores sin autocontrol, una vez firmada el acta, para rechazarlos como clientes y no dejarlos pasar.
