Tomar sol es algo habitual cuando llega el verano. Pero no tomar las debidas precauciones es un asunto serio que afecta a su salud y que puede traerle malas consecuencias. Dos de las más corrientes son: la insolación y las quemaduras solares.
Insolación
En general, la insolación es la consecuencia de estar demasiado tiempo a temperaturas altas que acaban provocando un incremento considerable de la temperatura corporal. Evitarla es relativamente sencillo si se toman algunas precauciones como cubrirse con gorras y remeras (sobre todo la cabeza, con lo que de paso evitamos los mareos), protegerse del sol buscando la sombra, refrescarse a menudo y beber abundante cantidad de líquidos. De lo contrario, será fácil ser víctima del sol y acabar padeciendo este contratiempo entre cuyos síntomas se cuentan el pulso acelerado, la fiebre, la escasa sudoración o incluso la pérdida de conocimiento.
Existen algunos factores que favorecen la insolación, ellos son:
- Ejercicio Físico Intenso, ambientes calurosos y húmedos
- Edades Extremas (ancianos y niños)
- Alcoholismo – Diabetes
- Deshidratación – Obesidad
- Gastroenteritis
- Fármacos Diuréticos, antihipertensivos, antidepresivos, laxantes, antihistamínicos
- Hipertiroidismo – Insuficiencia Cardíaca
Prevención
- Mantener buena hidratación antes, durante y después del ejercicio.
- Ventilar las viviendas, usar ropa ligera, controlar la temperatura corporal.
- Ante la aparición de los síntomas descriptos, suspender el ejercicio y buscar asistencia médica.
Tratamiento
Debe buscarse disminuir rápidamente la temperatura corporal. La persona con sospecha de Golpe de Calor, debe ser colocada a la sombra, desvestida, de costado (decúbito lateral) y proceder a darle un baño con esponja con agua helada y masaje vigoroso para mejorar la circulación venosa. El médico puede administrar fármacos antitérmicos y sales de hidratación oral.
Quemaduras solares
Exponerse al sol durante horas y sin haberse aplicado antes una crema protectora adecuada a nuestra sensibilidad dermatológica y solar, es casi un pecado. ¿Sus consecuencias? desde quemaduras leves de primer grado (enrojecimiento, irritación…) a quemaduras graves que acaban derivando en ampollas, manchas o pecas sospechosas (en el peor de los casos el tan temido pero habitual melanoma maligno, que es un tumor cancerígeno derivado de un nevo o peca al que hubiera convenido que no le tocase el sol) Entre estas consecuencias es también observable la formación de los llamados eritemas, es decir, enrojecimientos de la piel producidos por la congestión de los capilares. Aunque bien puede derivarse de muchas causas, debe su formación generalmente a una exposición al calor radiante que provoca una inflamación superficial y un enrojecimiento de la piel.
Las recomendaciones incluyen el uso de ropa ligera, no exponerse a los rayos solares entre las 10 y 16 hs. y uso de cremas con filtros o pantallas solares, hidratantes y a base a lanolina.
Si no ha habido prevención previa, la solución pasa por la aplicación de pomadas tratantes (hidratantes y calmantes) o la solución casera del vinagre (que refresca y regenera las partes más superficiales de la piel). En casos graves, es conveniente medicarse mínimamente con una aspirina, un antiséptico o paracetamol. Aunque una visita al médico no estaría de más
Hay que evitar:
- Exponerse prolongadamente al sol sin ningún tipo de protección.
- Tomar sol durante las horas de mayor radiación solar.
Síntomas:
- Enrojecimiento de la piel.
Modo de actuar:
- Aplicar paños fríos, hielo o alcohol.
- A continuación, puede aplicarse una pomada o crema hidratante.
- Quitar anillos, pulseras u otros objetos rígidos en contacto con la zona afectada.
- Si el accidentado presenta shock, llevarlo al hospital.